Crónica de la producción del video “Misión Milagro: Entre luces y sombras”


Caracas, 07 May. UCV (Joaquín Pereira / Beltrán Salazar).- Al inicio del semestre marzo-julio 2005 dos estudiantes de comunicación social de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Joaquín Pereira y Beltrán Salazar, escogieron su tema de tesis caminado por el bulevar de Sabana Grande en Caracas.

Conversaban sobre la posibilidad de hacer un reportaje, pero no tenían el tema claro. Pereira proponía hacerlo de algún hecho sobrenatural, sobre un milagro… Y esta palabra fue la clave para elegir el objetivo de su investigación.

Salazar, al trabajar en el despacho del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, recordó que el Gobierno desarrollaba una política de salud para los sectores más excluidos de la población venezolana, que se recibía el nombre de Misión Milagro.

Ésta consistía en el traslado de pacientes venezolanos con problemas oftalmológicos y de bajos recursos a Cuba para recibir allí tratamiento médico, en el marco de un convenio integral de cooperación energética por el cual Venezuela le suministra petróleo a la isla caribeña a cambio de apoyo en varias áreas, entre las que destacan la salud y la educación.

La idea inicial era sencilla: Grabar a un paciente venezolano con algún problema oftalmológico en cada etapa del recorrido que debía realizar desde que era diagnosticado su problema, era trasladado a los hospitales cubanos, se le suministraba el tratamiento médico y luego era retornado a su lugar de origen.

Los aprendices de periodismo no se conformaban con redactar unas cuantas cuartillas en donde unir una serie de datos en la red de una interpretación más o menos convincente; querían hacer un video, querían viajar a Cuba.

El primer obstáculo a vender era encajar sus ideas, sus inquietudes, en el formato tradicional de un proyecto de investigación académico: Planteamiento del problema, formulación del problema, sistematización del problema, objetivo general, objetivos específicos, justificación, limitaciones, alcances, marco teórico, marco metodológico, cronograma de trabajo, referencias preliminares,…

Un viaje de firmas antes de partir a Cuba
Mientras redactaban el proyecto de investigación que debían consignar ante las autoridades de su escuela, Pereira y Salazar tocaban la puerta de los coordinadores de la Misión Milagro para solicitarles el acompañar a un grupo de pacientes y grabar sus vivencias.

La primera exigencia que estos les pedían a los estudiantes de periodismo era consignar una carta de apoyo institucional por parte de la universidad donde cursaban la licenciatura.

El 1 de junio del 2005 la directora de la escuela de comunicación de la UCV para aquel entonces, Asalia Venegas, firmaría el primero de una serie de tramites burocráticos que debían sufrir los jóvenes para lograr su cometido: Mostrar las luces y sombras que se esconden tras una de las banderas de ayuda social que muestra la llamada revolución bolivariana, desde que su líder asumiera el poder en 1998.

Inmediatamente los estudiantes revisaron tesis de años anteriores para obtener algunas ideas sobre la realización de su reportaje audiovisual. Confiando en la videoteca de su escuela los estudiantes solicitaron observar, el 4 de junio de 2005, uno de estos trabajos.

Se llevaron una desagradable sorpresa cuando al buscar el video descubrieron que el material se encontraba dañado, así como la mayoría de las cintas de otros trabajos audiovisuales. Tras este impase, los estudiantes se dedicaron a redactar el proyecto de tesis según las directrices del profesor de metodología de investigación, Abraham Rivero.

Antes de presentar este informe ante el consejo de escuela para su aprobación tuvieron que convencer a uno de sus profesores para que los tutoriara. El 18 de junio del 2005 recibirían la carta firmada por el periodista Roberto Malaver, quien dicta las cátedras de periodismo y publicidad en la Escuela de Comunicación de la UCV.

Finalmente el 25 de julio del 2005 Pereira y Beltrán obtendrían la definitiva aprobación de su tema de tesis; lo que los llevaría a un viaje de nueve intensos meses de trabajo para darle vida al video “Misión Milagro: Entre luces y sombras”.

En el ínterin, los pichones de periodista soltarían sus alas con la guía de lo aprendido en las aulas de clase.

Para convencer tanto a los coordinadores de la Misión Milagro como a la embajada de Cuba en Venezuela sobre la necesidad de viajar a la isla los estudiantes tuvieron que insistir mucho y consignar varias cartas de recomendación.

El 4 de agosto obtuvieron la firma de respaldo de los directores de los sitios donde laborarán para ese entonces: Salazar recibió la carta del Director de Coordinación Estratégica del Despacho del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Luís Bonilla; y Pereira la del Jefe de Información de la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN), Douglas Bolívar.

Adicionalmente, el 5 de agosto un consejero económico del Presidente Chávez de nombre Marcos Nieto les daría también su apoyo por escrito.

Luego de esto tuvieron que esperar un poco más de dos meses hasta que la embajada cubana en Venezuela les diera una visa especial para poder realizar grabaciones en Cuba. Supieron que sus curriculum y vidas privadas fueron investigadas exhaustivamente por la diplomacia cubana antes de dar su visto bueno.

Poco tiempo antes de partir, Pereira tuvo que sufrir la experiencia de obtener un pasaporte en Venezuela. Si el personal de la Misión Milagro no hubiera facilitado la obtención de un documento provisional para viajar, el proyecto se hubiera postergado indefinidamente en espera de la preciada libreta donde se registran las entradas y salidas del país.

Entrevistas y grabaciones preliminares
Antes de partir a Cuba los estudiantes hicieron contactos con algunos informantes clave para la investigación, tanto en el área de la oftalmología como de la política, además de a los organizadores de la Misión Milagro en Venezuela, para realizar las primeras entrevistas de la investigación.

Asimismo se comenzaron a grabar tomas de apoyo de la ciudad de Caracas que servirían para darle a entender a los observadores del video la ubicación de los entrevistados en Venezuela.

Uno de los primeros contactados que accedió a ser grabado fue el Dr. Guillermo Pereira, director de la Unidad Oftalmológica de Caracas, expresidente de la Asociación Venezolana de Oftalmología, y actual presidente de la Asociación Venezolana para el Avance de la Oftalmología.

Mostró en sus respuestas una postura radicalmente contraria al gobierno del Presidente Chávez. Aunque reconoció que es necesario aplicar planes para cubrir los requerimientos médicos de un sector numeroso de la población venezolana, criticó que estos se realizasen fuera del país sin tomar en cuenta a los médicos venezolanos y sin mejorar – según él- las instalaciones hospitalarias locales.

Habana - Havana
Luego de mucho llamar a la oficina de prensa de la embajada de Cuba en Venezuela, recibiendo como única respuesta que debían esperar por la autorización de las autoridades en la isla para el otorgamiento de la visa, el 8 de septiembre les sería otorgada por el periodo de un mes a partir de esa fecha.

El límite del permiso otorgado por la embajada hizo que Pereira y Salazar arreciaran en el esfuerzo por obtener el permiso de los coordinadores de la Misión Milagro para viajar a Cuba con un grupo de pacientes venezolanos.

Como el tiempo corría y no recibían una respuesta definitiva los estudiantes pensaron en la posibilidad de costear con sus propios recursos el pasaje de uno de los integrantes del proyecto, aunque deseaban realizar ambos la travesía.

Finalmente el martes 27 de septiembre ya caída la noche Salazar anunciaba a Pereira que el día siguiente podrían abordar un avión de Cubana de Aviación rumbo al perseguido objetivo de verificar personalmente las bondades de la llamada Misión Milagro.

Una vez que aterrizaron y se establecieron en la isla caribeña comenzó la travesía para grabar en uno de los hospitales de La Habana. La burocracia cubana no se limita sólo a la entrada al país, dentro del mismo se intensifica y se hermetizan los canales para conseguir la información.

Cuando se pensaba que el obstáculo más grande –las barreras fronterizas- habían sido vencidos, los bachilleres estaban ligeramente desorientados en la realidad. Es cierto, los trámites burocráticos, las fronteras y los kilómetros de mar abierto que separan a Cuba de Venezuela -o viceversa-, pueden desalentar a cualquier ser humano, pero no a estos dos.

Durante dos días Joaquín y Beltrán, caminaron La Habana recopilando, a través del lente de su cámara, todo el material de apoyo que ellos consideraban pertinente para su trabajo: afiches, pancartas, testimonios de ciudadanos cubanos, grabaciones desde el majestuoso malecón –vista espectacular-, Museos, esculturas y edificios emblemáticos, entre muchas otras tomas.

En fin, hicieron un turismo de a pie, mientras conseguían la entrada a un hospital. El tic nervioso de Joaquín era discar el número telefónico de las instituciones cubanas responsables de otorgar el permiso. Por otro lado, Beltrán se preocupaba por lo que comerían. La dieta nunca varió: medio kilo de pasta con una lata de atún, una sola vez al día.

Ya cansados de tanta burocracia y de ver transcurrir los días, deciden llegar hasta un de los hospitales: El Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria "Camilo Cienfuegos"

Al pasar de la entrada, Pereira se identifica como periodista venezolano de la Agencia Bolivariana de Noticia, explicando que él su compañero están haciendo un reportaje sobre la “Misión Milagro”.

El vigilante hace la llamada pertinente a las autoridades del Cien Fuegos, para luego informarles que las mismas ya se habían retirado de la institución pero que regresaran al día siguiente que con todo gusto sus peticiones serían atendidas –la cara de frustración era inevitable.

Es impresionante como el rostro de las personas puede cambiar en tan solo unos segundos. Llenos de satisfacción por la noticia recibida se marcharon ha descansar en la posada para regresar al día siguiente.

Grabaciones dentro del Hospital Camilo Cienfuegos
A primeras horas de la mañana los jóvenes se apersonaron al Cienfuegos con una estrategia: Tomando en cuenta los sucesivos fracasos por ingresar a un hospital en La Habana: Joaquín ingresaría al hospital para solicitar el recorrido por los predios del hospital mientras Beltrán, detrás de él, filmaría todo para dejar constancia de sus esfuerzos por acceder a uno de los centros de salud cubanos, si la respuesta a su solicitud fuera denegada.

La frialdad del plan montado por los bachilleres se vino a pico cuando el vigilante les pide apagar la cámara, pues ya serían atendidos. Alrededor de veinte minutos se cumplieron antes de que una joven cubana –atractiva cabe acotar- preguntara por los periodistas.

Identificados con el carnet de prensa -cual escapulario de los vendidos frente a las afueras de la iglesia de El Valle en Margarita-, los dos se levantan y se acercan a la joven; ésta les indica que serán atendidos por un doctor del centro de salud, y los guía hasta su oficina.

Al abrir la puerta, el Dr. Alberto Barrientos está sentado en su escritorio esperando para ser bombardeado de preguntas. Hechas las presentaciones y luego de una breve explicación de la naturaleza del trabajo de investigación, comienza la batalla campal de inquietudes.

Barrientos inicia presentando su currículo y su trayectoria de 14 años en la institución como Coordinados de Servicios Externos.

En el “toma y dame” protagonizado por el galeno y los estudiantes transcurren una hora y treinta minutos antes de solicitar el recorrido por las instalaciones. El mismo empieza en los pasillos para proseguir en las salas de espera, consultorios, comedor, habitaciones y testimonios de los pacientes.

Lograron conversar con otros doctores y visitar la sala de quirófano, donde se pudo presenciar una intervención de catarata a una paciente.

Finalmente la visita culmina con un almuerzo cortesía del Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria "Camilo Cienfuegos"; tal vez en otra ocasión esa comida no hubiera sido degustada de la manera como se hizo, pero hay que considerar los cuatro días anteriores comiendo atún con pasta.

Con tres horas de grabaciones dentro del hospital, los bachilleres estaban más que conformes con el material obtenido. Creyendo en su buena suerte se dedicaron los días restantes a intentaron ingresar en otros centros pero los esfuerzos fueron en vano, sin embargo, el Cienfuegos podría cubrir cualquier frustración posible.

La tarde antes de retornar a Venezuela Pereira realiza su última llamada telefónica dentro del régimen socialista cubano: La misma era dirigida al ministerio de Salud, y el objetivo de la misma era solicitar el permiso para grabar en otras instituciones hospitalarias.

El personal del ente de salud cubano que los atendió se alarmó al saber que dos periodistas habían logrado ingresar a un centro de salud de la isla sin el permiso del estado mayor, y lo que es más grave, haber realizado grabaciones en video.

Al escuchar por el auricular del teléfono ponía en conocimiento de la irregularidad a otros compañeros, los estudiantes venezolanos decidieron no insistir más y esperar, con nuevos temores, la llegada del amanecer que los llevaría a su terruño, a su querida democracia.

Temían que se les confiscara en el aeropuerto las grabaciones que habían realizado. Yemanya, una de las deidades del santerismo cubano, debió favorecerlos, porque pudieron abordar el avión sin dificultades. Qué hubiera ocurrido si permanecían unos días más en la isla: Los jóvenes agradecen no conocer la respuesta a esa posibilidad.

Entrevistas y grabaciones posteriores
Una vez pisado suelo natal, los bachilleres continuarían realizando más grabaciones que ayudarán enriquecer su trabajo y al mismo tiempo les permitan ser lo más equilibrados posible al momento de armar el video.

Todavía maltratados por el sol inclemente de Cuba Joaquín conserta una entrevista con la Dr. Dianela Parra, Vicepresidente del Colegio de Médicos de Venezuela, y para el momento diputada del partido Acción Democrática a la Asamblea Nacional por el estado Zulia.

Parra, develó en sus respuesta que Venezuela no tiene necesidad de enviar personas para ser curados en ningún país extranjero, pues, según su criterio los médicos venezolanos están a la par de los mejores del mundo. También comentó sobre un caso de supuesta mala praxis ocurrido en Cuba a un paciente venezolano del estado Zulia.

Otros de los entrevistados fue el Dr. Pedro Larreal, médico cirujano, diputado del partido Acción Democrática a la Asamblea Nacional por el estado Aragua y presidente de la Subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional

El diputado como todo buen político sabe que “toda persona en dueña de lo calla y esclavo de lo que dice”, por lo tanto fue un poco escurridizo con las preguntas referentes a la Misión Milagro, respondiendo en muchas oportunidades que no tenía conocimiento sobre esto o sobre aquello.

Larreal no pudo esconder su descontento por el estado de los hospitales venezolanos, según sus palabras se encuentran en un deterioro avanzado y totalmente desabastecidos.

Continuando con el círculo de expertos, Salazar después de una persecución incesante, por fin pudo obtener una entrevista con la Coronel de la Aviación Eugenia Sader, médico pediatra y Coordinadora de la Unidad de Mando y Control de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.

La entrevista fue bastante informativa, en los minutos que duró la ronda de preguntas respuestas, la Coronel realizo un recuento histórico de la Misión Milagro, comenzado por el plan Barrio Adentro, del cual urge la misión, hasta llegar al Compromiso Sandino, firmado por los presidentes Chávez y Castro el 21 de agosto de 2005 en Cuba y que pretende extender la atención oftalmológica a pacientes de otros países latinoamericanos.

A lo largo de la conversación se dieron a conocer datos importantes para la investigación de los futuros periodistas: Cifras de los operados hasta el momento, personas enviadas a Cuba diariamente, nombre de los hospitales cubanos que participan, la noticia importante del inicio de la Misión Milagro en suelo venezolano, además de su reflexión sobre los benéficos de este programa de salud social.

Edición de un video cuesta arriba
Los novatos periodistas contaron con el apoyo tanto del canal Vive TV y la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN), quienes cedieron imágenes de sus archivos para la complementar del reportaje; incluida una entrevista con la coordinadora de la Misión Milagro en Venezuela, Luisana Melo.

Referente a la edición, el compañero de clases y amigo, Carlos Moncerrate, respaldó todos los casettes, transfiriéndolos a formato DVD y grabándolos en Cds para resguardar la información.

Moncerrate sería en primera instancia el editor del video, pero por razones ajenas a su voluntad, no pudo ni siquiera comenzarlo.

Con el tiempo contado para la entrega, Pereira y Salazar hacen una reunión extraordinaria buscando la solución del problema –ya no tenían editor: Solicitar y pagar los honorarios de un editor externo, parecía la única salida.

No obstante en un torbellino de ideas desesperadas, Joaquín recuerda una asamblea con Freddy Fernández, director de ABN, quien exclamó que la Misión Milagro era una bandera del gobierno y que ellos no estaban haciendo lo suficiente para darle apoyo y difusión.

Con las palabras de Fernández todavía latentes, los aprendices deciden proponerle a éste editar el video de la Misión Milagro en las instalaciones de ABN, para que ambas partes fueran beneficiadas. Al día siguiente, el celular de Beltrán suena en medio de una reunión, era su compañero avisando que la oferta había sido aceptada por ABN.

Editando el video
Desde ese instante comenzó el maratón más largo y con el tiempo en contra para los futuros periodistas: Pietar hasta altas horas de la madrugada los casettes para decidir las imágenes a tomar, digitalizar nuevamente el video en las oficinas de ABN, culminar el guión el técnico y literario; y como si fuera poco debían redactar los últimos párrafos de su trabajo de grado.

Para llevar esta tarea a feliz término, Pereira desempeñaba dos funciones dentro de la agencia: A tempranas horas de la mañana brincaba de la cama, se alistaba y corría a la agencia para supervisar el trabajo de edición y al mismo tiempo cumplía con sus pautas noticiosas delegadas por su coordinadora. No fue nada fácil, el agotamiento físico y mental no era posible de ocultar.

Por su lado, Salazar trataba de salir lo más temprano posible del Ministerio del Despacho de la Presidencia –nunca pudo ser antes de las 7 de la noche- para buscar información que les ayudara a nutrir la monografía e igualmente trabajar en el pietaje de las cintas; discutiendo en los interines con Pereira sobre los avances y la orientación del video.

Contando con la bendición de la Virgen cubana, la Caridad del Cobre, y con La santa de los problemas visuales, santa Lucía, y su tutor, el periodista Roberto Malaver, felizmente los bachilleres Pereira y Salazar lograron entregar a tiempo ante la dirección de su escuela tanto el reportaje audiovisual como la monografía del proyecto “Misión Milagro: Entre luces y sombras”.

Sólo les quedó disfrutar de su defensa de tesis, de unos buenos mojitos hechos con el mejor ron que pudieron traer de su viaje a Cuba, y de vestir de toga y birrete en el aula magna de la Casa que vence la sombra, la Universidad Central de Venezuela.

Joaquín Pereira y Beltrán Salazar sobrevivieron a su tesis y ahora pueden ejercer, con título en mano, su vocación de periodista.


FIN/UCV/JPG/BSM

Comentarios

Entradas populares de este blog

Crónica de un akelarre de periodistas

El querrequerre: Amo y señor de Sabas Nieves